En el contexto actual, en donde la necesidad de abordar el cambio climático es evidente, los edificios pasivos emergen como una opción de gran importancia. Estos edificios, cuyo concepto se originó en Alemania en 1996, han sido diseñados con el propósito de minimizar su consumo de energía y maximizar su eficiencia.
Un aspecto destacado de estos edificios es la incorporación de características avanzadas, como un aislamiento de alta calidad, envolventes herméticas, ventanas de alto rendimiento y sistemas de ventilación con recuperación de calor.
Es relevante señalar que los edificios certificados por Phius (Passive House Institute US), certificación líder en el campo, pueden ahorrar entre un 40% y un 60% más de energía en comparación con las construcciones convencionales. Ejemplos notables de esta eficiencia incluyen el Edificio Manitoba Hydro en Canadá, que destaca por su enfoque sostenible y sistemas avanzados de aislamiento, así como la Casa Eco Passive en California, que logra un equilibrio entre la comodidad y la eficiencia energética.
Gracias a este tipo de innovaciones, la arquitectura se ha convertido en un aliado esencial para la lucha contra la descarbonización, desempeñando un papel crucial en la creación de un mundo más limpio y saludable para las generaciones futuras. Esta revolución en la industria de la arquitectura no solo nos permite abordar eficazmente el cambio climático, sino que también contribuye a mejorar la calidad de vida y la resiliencia de nuestras comunidades.